domingo, 27 de enero de 2013

Bienvenid@s a mi blog

Bienvenid@s

Quiero darles la bienvenida a mi blog. Mi idea es que este medio nos sirva como un canal más de comunicación de ideas, de unión de voluntades y de expresión de proyectos para que podamos hacer algo para mejorar nuestro pequeño lugar en el mundo.
Soy militante, feminista y atea, para mí los derechos de las mujeres y de los colectivos identificados con la palabra diversidad son una fuerza que me impulsa para seguir dando la batalla de ideas desde los escritos, las discusiones, pero también necesito dar la pelea en la calle. Manifestándome y expresando que deben desnaturalizarse la homofobia, la misoginia, la transfobia. Porque estos "miedos exponenciales" o exagerados generan marginación y muerte. 
Sin más que decir. L@s espero en mi reciente lugar de expresión.
Valeria Canoni

sábado, 19 de enero de 2013

Aborto legal: tema urgente en Argentina


Aborto legal: tema urgente en Argentina

Como militante feminista para mí el tema del aborto legal en mi país es el más urgente e importante en la agenda de las mujeres. Quienes hemos tenido la suerte de estar informadas, educadas y tenemos acceso a la salud pública y a las obras sociales o prepagas somos pocas mujeres en relación con las mujeres marginadas tanto por la pobreza como por la insuficiente educación sexual que se imparte en Argentina.
Si bien hay leyes que crean programas como el de salud sexual y procreación responsable[1], también se ha sancionado la ley de educación sexual integral[2] para los estudiantes (desde los 6 a los 18 años aproximadamente); todas estas iniciativas legales y avances no son más que formalidades. En nuestro país la Iglesia Católica, fundamentalmente, retrasa el dictado de las capacitaciones, cercena la libertad de los profesionales y docentes y, sobre todas las otras trabas, utiliza su poder político para hacer lobby entre empresarios y políticos en ejercicio para amedrentar cualquier intento de puesta en práctica de estos programas.
Más allá de la hipocresía de las cúpulas religiosas, es conocido por todos y todas las ciudadanas que la ilegalidad no es el camino para evitar los abortos; sólo la educación sexual, el acceso a todos los métodos anticonceptivos que hay en el mercado de manera gratuita y la proliferación de capacitaciones para su uso adecuado pueden menguar el número de muertes de mujeres que se realizan los abortos clandestinos. Esta es una tarea del Estado, no de ningún credo. Entendiendo que el Estado es laico y que quien gobierna lo hace para creyentes y ateos, o sea para ciudadanos, más allá de las diferencias de cualquier tipo es que es urgente articular las políticas y las voluntados tanto de los funcionarios de los gobiernos tanto a nivel nacional como en el resto de los estamentos para que de una vez por todas se de una solución a la enorme mortalidad de las mujeres que se someten a abortos ilegales y clandestinos.
No hay manera de evitar los abortos, las mujeres creemos en la autodeterminación sobre nuestros cuerpos, no necesitamos que nadie nos diga cuándo parir y cuando no; por cientos de años lo hemos decidido. Sólo cuando las instituciones conservadoras hicieron pie en las reglamentaciones y leyes de los Estados modernos se nos negó el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo.
Es hora que nos retornen ese derecho y que si queremos ser madres voluntariamente lo hagamos en las mejores condiciones posibles. Ya hemos pagado con la vida de miles de nosotras, es tiempo que apostemos a dignificar la vida no a destruirla con prohibiciones inútiles.




[1] Ley 25.673/2003
[2] Ley 26.150 del año 2006

jueves, 17 de enero de 2013


Trabajo Final: Maternidad Voluntaria y Derecho al Aborto como derechos fundamentales de las humanas

      Uno de los derechos de los que poco se habla en la sociedad, a pesar de que en el mundillo de las militantes feministas ya nos resulta casi un cliché es el derecho al aborto. Pero aun menos difundido es algo más integral que es el derecho a la maternidad y a la lactancia voluntaria. Volviendo a la experiencia personal puedo narrar que mi vida cambió cuando salieron esas rayitas en el test de embarazo y que mi vida no volvió a ser la misma.
      Primer punto importante a resaltar: mi maternidad fue y es voluntaria, planificada y día a día feliz o con altibajos pero sigo en la búsqueda de la armonía familiar. Repito esto de voluntaria pues creo que casi nadie, o por lo menos pocas personas se preguntan si quieren ser madres, o por tradición, sujeción de género, mandatos sociales, etc, les viene impuesto per se,
   Cuando se habla de los derechos que tenemos por ser mujeres, muchas veces se vuelve al argumento arcaico de la Naturaleza femenina. Algo así como si al salir al mundo de la vida extrauterina naciéramos con un manual de instrucciones, tipo electrodoméstico ultramoderno y con innumerables funciones, y con ellas nos bastara para vivir. Siguiendo a Simone de Beauvoir les digo que cada día más creo que la Mujer se hace y no se nace.[1] Nadie nos prepara para los dolores, las angustias, las inseguridades que nos sofocan y que vienen con el estado de volverse madre, o mejor dicho de ser hija, novia, obrera y además en un determinado momento adquirir el status de madre.
   Creo que en esta gran novela mitológica que se ha propagado oral y por escrito sobre la maternidad hay muchos y muchas cómplices, además de que resulta casi un grito desesperado como se recurre a la maternidad como imperativo de superviviencia de la especie. Ya desde el nacimiento se eligen colores, juguetes, hasta se quiere imponer una determinada personalidad si se es niña o niño. Siempre renegué de todo eso, cuando era pequeña mi madre quería que aprendiera a doblar ropa, ordenar, limpiar, cocinar, esos eran los deberes que debía cumplir, me estaba preparando para cuando fuera madre-esposa. Lamento decir que casi nada de eso lo aprendí con ella en ese momento, es más puedo decir que mayormente aprendí todo cuando me mudé a Paraná dejando la casa de mis padres  en Bahía Blanca mil kilómetros de distancia. Aclarando, obviamente, que algunas de las cosas que mi mamá me quería transmitir todavía me niego a realizarlas por considerarlas tareas de servidumbre en el sentido estricto de ser esclava. Una de ellas es el planchado, ya le devolví a mi mamá la plancha pues me ocupaba espacio y no la usaba nunca.
   Ustedes se preguntarán: ¿qué tiene que ver todo eso con los Derechos Humanos? O quizás no, pero apelo a su infinita paciencia. Los derechos de las humanas han sido vituperados por al menos dos mil años. Desde que Virginia Woolf habló sobre Mary Kingsley tenemos una muestra clara de la discriminación por género en el acceso a la educación: No sé si alguna vez le dije que el permiso para aprender alemán y el estudio de dicho idioma representó cuanta educación de pago he recibido. En la educación de mi hermano se gastaron dos mil libras que todavía espero que no fuera un gasto en vano.[2] Considero que esa fue la primera desigualdad pero creo que se relaciona directamente con el hecho de que aun hoy en día cuando estamos en la era de las comunicaciones, muchas mujeres, especialmente las más vulnerables y marginadas, son ignorantes de la mayoría de sus derechos. Lo que sucede es que seguimos recibiendo el veto mediante las instituciones conservadoras que no conciben el avance de los derechos y el reconocimiento de nuevos derechos aplicados a nuevas situaciones, elecciones o decisiones políticas en concordancia.
   Ese es un punto al que quiero arribar muy especialmente. Cuando pienso en instituciones conservadoras, lo primero que se viene a mi mente es la Iglesia Católica así como otras instituciones religiosas con similar discurso pero todavía sin tanto poder. En la moral católica hay muchas prácticas denegatorias de los derechos de la mujer, desde la prohibición de que las mujeres sean sacerdotisas hasta que usen métodos de prevención de embarazos, pasando por una multiplicidad de prohibiciones absurdas que se tornan irracionales para cualquier persona. Recuerdo que hace no mucho tiempo, cuando Ratzinger fue a Camerún su declaración en torno al tema del SIDA: A bordo del avión, Ratzinger dijo que el sida "no se puede resolver con eslóganes publicitarios ni con la distribución de preservativos", y que éstos, "al contrario, sólo aumentan los problemas". "La única vía eficaz para luchar contra la epidemia es la humanización de la sexualidad", añadió, "una renovación espiritual", destinada "a sufrir con los sufrientes". Es decir, abstinencia y oración.[3] Esta actitud de parte de un ministro de la Iglesia y no de cualquier ministro sino el máximo exponente. Según la grey católica el representante de Dios en la Tierra, que por su importancia y función tiene responsabilidades políticas y religiosas, lejos de ser conciente de su influencia en la comunidad que lo instituye como líder vierte su opinión sobre una enfermedad que afecta a miles de africanos y probado está que la única medida preventiva efectiva es el uso de preservativos. Esta actitud y su sentencia son criminales y merecerían un repudio masivo de sus fieles en todo el mundo.
   La Iglesia Católica junto con las Evangélicas y otras congregaciones religiosas son las principales opositoras a que las mujeres gocemos de nuestros derechos, especialmente de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo, nuestra maternidad, nuestra vida está bajo el escrutinio de diversas corporaciones, la religiosa, la médica y la farmacéutica. Nuestros embarazos son medidos, controlados y reglamentados por la corporación médica, nuestros derechos cercenados por la corporación religiosa y nuestros dolores, enfermedades y carencias por la farmacéutica. Me pregunto: ¿cuándo nos toca decidir a nosotras? Porque el cuerpo que cambia, se adapta, engorda, y, en ciertos momentos, se vuelve extraño a nosotras es un cuerpo de mujer, el de cada embarazada y madre; y aunque suene redundante es nuestro cuerpo, no es público ni objeto de escrutinio o reglamentación por parte de ninguna persona o institución. Eso parece estar olvidado por quienes dictan las políticas de salud, por quienes legislan y penalizan el derecho a la maternidad voluntaria y por lo tanto el derecho al aborto.
   Para comenzar la conclusión quiero volver a las hipótesis que planteé en un principio y agregar otras que pueden clarificar la temática: Maternidad voluntaria y derecho al aborto serán posibles si podemos asegurar el acceso a la educación e información para todas las argentinas, en segundo lugar si la política de salud comienza a ser planificada e incluye una perspectiva de género y no sigue viendo a las mujeres como objeto de las corporaciones médica, religiosa y farmacéutica. En tercer lugar que se comprenda que el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo es un derecho supremo para las mujeres y no está en debate. En cuarto lugar, para asegurar la consecución de todos los anteriores puntos son necesarios dos elementos definitorios: un mayor presupuesto real destinado a la salud de las mujeres y la separación definitiva del Estado y la Iglesia, pues al sostener un culto se afirma que en ese Estado se permite la opinión de un actor que tiene sus propias funciones y no debe interferir en cuestiones de salud pública. Pues si se sigue oponiendo a los derechos de la mayoría de las mujeres se incurre en la figura de discriminación, dado que como todos los credos que son practicados en la Argentina podrían participar de las estrategias y políticas nacionales de salud sería impracticable cualquier medida efectiva si es necesario consultar a ministros de más de mil religiones distintas. Por lo tanto la injerencia de los cultos religiosos en las estrategias políticas y las decisiones acerca de salud pública debe ser nula.
   Una vez clarificadas las hipótesis puede comprenderse que la política de salud es machista, en múltiples ocasiones atenta contra la voluntad y la libre elección de las mujeres, tiene sesgos religiosos pues los mismos ministros y cuadros políticos más importantes confiesan sin ningún prurito su fe religiosa y plantean que ellos como cristianos que son no pueden otorgar derechos que son contemplados por la Organización de Naciones Unidas en la Resolución 47/2 que trata sobre la Incorporación de una perspectiva de género en todas las políticas y programas del sistema de las Naciones Unidas*.[4] Al cual Argentina[5] suscribe como a tantos pactos internacionales que suponen un avance progresivo en los derechos de diversos colectivos, y que como Estado comprometido con la defensa y promoción de los Derechos Humanos debe difundir.
   Por los puntos anteriores delineados brevemente en los dos párrafos anteriores puedo concluir que para alcanzar las metas en cuanto a implementar las políticas, las condiciones materiales y el ejercicio pleno de nuestros derechos, puntualmente dos derechos que están en consonancia los mencionados anteriormente Derecho a la Maternidad voluntaria y al Aborto es necesario reformular las políticas nacionales de salud cumpliendo con una demanda puntual y urgente de las mujeres para poder planificar su familia en el tiempo y la forma que las mujeres decidan. Para esto sería imperativo aplicar el principio de equidad y que se informe a todas las mujeres en los centros públicos de salud de todo el país sobre sus derechos en forma extendida y efectiva acerca de sus derechos y la posibilidad de practicarse las intervenciones quirúrgicas de forma gratuita en hospitales públicos de todo el país. Atendiendo a que es una demanda de orden público y civil, más allá de que quienes puedan ejercer como médicos, promotores de salud, abogados y demás mediadores y difusores puedan tener para sí una concepción religiosa o no. Por lo tanto se sugeriría que si habría objetores de conciencia, estos puedan figurar en un registro para poder ser reemplazados cuando las ciudadanas pidan que se realice un aborto quirúrgico o algún tipo de intervención farmacológica que resulte en el mismo fin.


[1] BEAUVOIR, Simone de, El segundo sexo, Gallimard, París, 1949
[2] GWYNN, Stephen, The life of Mary Kingsley, p. 15. Cita tomada de WOOLF, Virginia, Tres Guinéas, Quentin Bell and Angelica Garnett, Londres, 1938
[3] http://elpais.com/diario/2009/03/18/internacional/1237330807_850215.html. Diario El País, archivo del 18 de Marzo de 2009.
[5] Desafíos para la igualdad de género en la Argentina. - 1a ed. - Buenos Aires: Programa Naciones Unidas para el Desarrollo - PNUD, 2008.

Vida cotidiana: acuerdos y desacuerdos


Vida cotidiana: acuerdos y desacuerdos

   Ellas y él constituyen una familia, una de ellas es docente de secundaria y él también lo es. La otra ella es una niña de apenas un poco más de un año de edad. Juntos transitan alegrías, desavenencias, emociones, miedos, cambios. Hace un mes él tuvo un episodio violento que lo marcó, desde ese momento la vida de ellas no volvió a ser la misma. Él podría ser cualquier padre o esposo pero resulta que es el padre de J y el esposo de P y sólo a ellas les afectó que él sintiera por primera vez en su vida ansiedad y cierto grado de paranoia. La dinámica familiar que les era común de pronto se trastocó y se tornó un disparate de medidas, advertencias, insomnios y llantos.
No hubo nadie que ayudara a X, ni sus compañeros de trabajo ni sus amigos. Capaz que creyeron que lo molestarían o que no querían invadirlo, pero lo que sintió X es que fueron egoístas e insensibles con su dolor.
Esta semana, X comenzó a sentir un dolor abdominal, se asustó mucho y ellas también. Hubo corridas al médico, llantos, nervios, esperas. X, P y J estuvieron muy inquietos, casi tanto como cuando X tuvo su incidente en el que quisieron robarle y lo amenazaron de muerte.
P muchas veces se siente frustrada y a punto de explotar, con su marido inseguro y nervioso siente que la carga del trabajo y su hija se hacen insoportables. Hace unos días P recordaba una escena de una película que la conmovió muchísimo, una mujer que ante la posibilidad de seguir con su rutinaria vida y sentir deseos de suicidarse, abandona su familia. P en estos días se siente así. A veces resulta que como mujer puede resultar gratificante ser una trabajadora, militante, estudiante, etc., pero también en un punto suele ser agotador y también sumamente estresante.
P, X y J comparten la vida pero cada día deben apostar y reflexionar en esta difícil tarea de conciliar trabajo, amor, familia y política porque juntos se propusieron que jamás dejarían de lado al otro ni lo explotarían, mucho menos serían violentos entre sí.
P sabe que no quiere una familia como la que tuvo al nacer, en la que su madre siempre fue la segunda, la inútil, la que “nada hacía bien” según su padre. P le explica a X que ella no quiere repetir la historia y mucho menos que J cargue con sus miedos e inseguridades.
Por suerte, a diferencia de los padres de P, X y P hablan todo entre ellos. Discuten, acuerdan, llegan a puntos muertos y a veces también se disgustan pero sabiendo que juntos quieren que su pareja sea fuerte y sana y que J sea una niña feliz. Lo demás sigue en discusión pero en eso siempre están de acuerdo.

La cuestión es saber quién manda


La cuestión es saber quién es el que manda


                      “-Cuando yo uso una palabra –insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso- quiere decir lo que quiero que diga..., ni más ni menos.
-La cuestión es –insistió Alicia- si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
-La cuestión –zanjó Humpty Dumpty- es saber quién es el que manda. Eso es todo.”[1]

                           “Las palabras son mágicas por la forma en que influyen en la mente de quienes las usan.”[2]

Siguiendo a Teresa Meana Suárez afirmo que: La lengua constituye, como mínimo, el reflejo de la realidad, de la sociedad que la utiliza. Así como la sociedad es racista, clasista, heterosexista, la lengua también lo es.[3]
Pero así como la lengua tiene ciertas características determinadas políticas,  históricas y sociales; estas también pueden modificarse por el transcurso del tiempo y por las decisiones de sus hablantes.
Las corporaciones, como la Real Academia Española, sostienen el uso de un lenguaje sexista. Así lo expresa Ignacio Bosque cuando elabora un informe para la RAE respecto de las guías de lenguaje no sexista: Si se aplicaran las directrices propuestas en estas guías en sus términos más estrictos, no se podría hablar. Las propuestas reformistas "no están hechas" para ser adaptadas al lenguaje común, puesto que, según entiende el académico, "se supone que los cambios que se solicitan han de afectar únicamente al lenguaje oficial". Es decir, al utilizado por quienes hablan delante de un micrófono o de una cámara y que, fuera de estas situaciones, se expresan "como todo el mundo".[4]
Si la lengua en efecto se modifica por el uso de los y las hablantes, ¿qué es lo que incomoda a la RAE? Las mujeres hace más de cincuenta años venimos firmemente cuestionando los privilegios y las desigualdades, ¿será que nosotras no podemos usar un lenguaje que nos incluya?
La periodista Sandra Russo opina al respecto: Las feministas protestan porque el sustantivo masculino incluye al femenino, y eso ya no es un detalle, ni un modo decir lo correcto, ni es una enunciación justa. Las mujeres estamos gramaticalmente incluidas en los sustantivos masculinos (trabajadores, ciudadanos, amigos, invitados, etc.: todo eso, que es de género masculino, lleva al género femenino incorporado, justo como una costilla semántica). Pero no es la lengua la que determina la realidad, es al revés.[5]
No resiste ningún análisis la posición de la RAE, explico por qué: cuando nos referimos a las construcciones históricas del lenguaje no necesitamos ser lingüistas ni filólogas pero, aun si lo fuéramos, podríamos decir que hay evolución en el relato y la morfología de las lenguas vivas. Por ende, pueden modificarse para la inclusión de vocablos que relaten la actualidad del castellano sin que ello provoque el espanto de los puristas del lenguaje. Respecto a que no fueron consultadas filólogas, es un argumento falaz; más allá de que la RAE no las reconozca existen filólogas y lingüistas feministas. ¡Qué sacrilegio! Pero insisto en el argumento inicial, no se necesita ser especialista en los estudios del lenguaje para advertir que esta lengua demanda fuertemente una modificación sustancial. Salvo que los prohombres de la RAE quieran declarar al castellano lengua muerta y extinta como el sánscrito…
Expliquemos esto tan escamoso que es el uso del poder para nombrar, o sea la lengua escrita y hablada. Los zapatistas, aludiendo a la historia, brillantemente dicen:
Además de intentar matarlos, el Poder globalizado adiestra a sus "pensadores" para aislar a estos topos de la historia. Los intelectuales modernos determinan, con oscuros juicios y jurados, la banalización y descalificación del pensamiento crítico. "Poesía, utopía, mesianismo", son los cargos más recurrentes. ¿La condena? La persecución y la calumnia.
Es de entender, la emergencia constante de estos topos coincide escandalosamente con la aparición de movilizaciones sociales. Y éstas desafían el orden establecido porque también desafían el quehacer político moderno. Los "intrusos" de la política acechan detrás de cada rincón de la historia.
Contra la política moderna, y con la Historia como bandera, la sociedad civil en el mundo se empecina en resurgir una y otra vez. Destella y se sumerge de nuevo para, otra vez, reaparecer.[6]
Las feministas construimos día a día otro mundo posible porque lo necesitamos urgentemente. Porque este mundo, fruto del patriarcado criminal e impune, no nos incluye. Batalla tras batalla hemos ganado espacios legalmente pero también creemos en un cambio cultural y social. No nos conformamos con las leyes, vamos por todo. Por un mundo que incluya a las y los sin voz, por sociedades sin prácticas ni lenguajes discriminatorios, por niñas y niños educados en libertad, sin sexismo, sin prejuicios, sin presiones religiosas ni consumistas. El camino es realmente arduo, pedregoso y nos trae muchísimos obstáculos, pero, como Sócrates, queremos ser esa presencia molesta que cuestiona los principios fundantes de todas las ideas y concepciones más arraigadas. Porque entendemos que el único camino posible para la emancipación es la toma de conciencia, es la razón antes que el dogma, es la igualdad en la diferencia antes que la imposición de privilegios. No hay dudas que siempre encontraremos rebrotes de resistencia pues todos los cambios han sido resistidos pero nuestra revolución de conciencias encarnadas ya es irreversible, le guste a quien le guste. Porque nuestra propuesta es política, colectiva, discutida, planificada es totalmente inexpugnable. A pesar de los avances y retrocesos, seguimos en pie y cada día con mayor fuerza. Porque nuestro reclamo es legítimo y necesario, nos empoderamos y avanzamos contra todo, pero también a favor de todos. Porque el patriarcado y su correlato machista no sólo nos subsume a las mujeres, y a todos los colectivos que luchan por sus diversas identidades sino que también los violenta a los varones. Todos necesitamos al feminismo.





[1] “Alicia a través del espejo”, LEWIS CARROL, s. XVIII
[2] ALDOUS HUXLEY
[3] MEANA SUÁREZ, Teresa, Porque las palabras no se las lleva el viento. Por un uso no sexista del lenguaje, Edita: Ayuntamiento de Quart de Poblet Feminista, de la Casa de la Dona de Valencia. Ilustraciones: MABEL ÁLVAREZ. Ilustradora.
[4] www.lanacion.com.ar/1453900-la-real-academia-espanola-contra-el-todos-y-todas 1/2. La Real Academia Española, contra el "todos y todas" - 05.03.2012

[5]  RUSSO, Sandra, Sobre todos y todas, Diario Página 12, 10 de marzo de 2012.
[6] http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1998/1998_02_a.htm. SUBCOMANDANTE INSURGENTE MARCOS, Chiapas, Febrero de 1998.

¿Qué significa educar en igualdad?


¿Qué significa educar en igualdad?[i]

 Desde una perspectiva de educación marxista primero debe comprenderse que la educación resulta para el capitalismo un bien de intercambio, y por lo tanto pasible de convertirse en lucro como cualquier otro bien. El primer pedagogo que propuso una educación para la emancipación en Nuestramérica fue el brasilero Paulo Freire. Con su Pedagogía del Oprimido[i] ponía en claro que la educación es una herramienta política y quien desea ocultar este hecho es precisamente quien la utiliza para su propio beneficio, quien detenta el poder elige qué tipo de política educativa solventa, para qué fines y qué desea ocultar. Freire oponía a la educación tradicional o bancaria, la educación popular o emancipadora. Cuando se refería a esta metáfora del banco Freire quería develar lo perverso de creer que había una idea subyacente en la pedagogía que identificaba a los niños y niñas y a todos los sujetos que se educan como entidades en las cuales se depositaban saberes que provenían de las personas cultas como los y las enseñantes y que los y las aprendices podían no sólo repetir sino también asimilar directamente. Ese depósito en ese niño-banco rendía su fruto a corto plazo, era educado. Lo que explica Paulo Freire es que esa ideología inmersa en estas ideas tan preclaras son las pedagogías de los opresores, es decir que los y las aprendices son oprimidos que si no reflexionan reproducirán esta pedagogía sin más y se convertirán en opresores. Hoy opresión no tiene la carga semántica que tenía en los sesenta cuando las potencias imperialistas colonizaban territorios por doquier, creo que hoy podríamos adaptar el término y hablar de pedagogía para la dependencia o simplemente para la esclavitud. Y cuando escribo esclavitud no me vienen a la mente los barcos que trasladaban a los negros del África hacia América sino las nuevas esclavitudes como la trata de personas para explotación sexual, la desaparición de niños y niñas para diversos fines y otras esclavitudes más sutiles pero que coadyuvan a las anteriores porque simbólicamente dan el mismo mensaje como el consumismo, la dictadura de la delgadez, la búsqueda frenética del estrellato o el éxito efímero[1].
Aunque estas ideas son muy estimulantes y nos marcan un camino a seguir, es preciso que agreguemos a esta perspectiva la mirada o teoría de género. Freire puso en el tapete el papel político y transformador de la educación, hoy es vital entender que así como la educación deja fuera a los débiles y oprimidos, entre ellos la más oprimida es la mujer. Y se extiende esta opresión y desvaloración a todo lo que sea calificado como femenino o raro como los transgéneros, las intersexualidades, las lesbianas y los gays, etc. A pesar de los avances legales, como es el caso de la Argentina con el matrimonio igualitario y la ley de Identidad de Género, sigue siendo muy arriesgado o por lo menos un tema bastante evitado la libertad de ser quienes deseamos ser. El heterosexismo dominante sigue obstaculizando el ejercicio de los derechos de todxs.
A partir de estos dos ejes, educación emancipadora y educación con perspectiva de género, la propuesta como feminista es que la tarea comienza hoy y no debe posponerse más. Más allá de las intervenciones con programas parciales o acotados a un área como el programa nacional de educación sexual aprobado pero no aplicado para los y las estudiantes en el curso de la educación obligatoria, de algunas iniciativas aisladas en distintos lugares, sean sindicatos, universidades o escuelas, lo importante es aunar esfuerzos bajo una finalidad: educar a los niños y niñas para que comprendan que ya fueron demasiadas las heridas que tenemos como para que sigamos violentando la identidad y la vida de las demás personas. Que no existe una razón natural o espiritual para segregar a nadie, que todas estas ideologías que promueven el racismo, la homofobia, la misoginia, la pederastía son fruto de personas que quieren someter a los otros a su poder y que con una educación que empodere, que devuelva la autoestima, que vuelva conscientes a las personas; todo este sistema tan violento que se llama Patriarcado puede cambiar y ojalá comenzar a destruirse.
Antes de proseguir en la argumentación necesito realizar una aclaración. Como atea, feminista y marxista, o sea como militante, siempre he sospechado de los títulos y las grandes pompas, especialmente de las propuestas grandilocuentes de personas que jamás se han embarrado pero que dictan lecciones de sabiduría sin ninguna vergüenza. Por estas razones es que puedo decir que escribo desde las entrañas y desde el barro que me circunda. Soy una educadora que jamás estuvo detrás de un escritorio impartiendo dibujos de programas o planes maravillosos pero impracticables. Soy una docente que enseña en Entre Ríos, que ha trabajo en escuelas secundarias y en la universidad en la que se recibió y que toda su vida ha luchado por la educación pública, desde que era estudiante de la escuela secundaria allá por los furibundos años noventa.
Sin otras aclaraciones, prosigo en la fundamentación de la propuesta.
¿Por qué la educación es la única salida para la emancipación? Sin dudas me lo he preguntado miles de veces cuando estudiaba las materias del profesorado en la universidad pero confirmé esta hipótesis cuando arribé a la enseñanza en la escuela secundaria. Observando y aprendiendo acerca de la relación de los y las jóvenes con la filosofía, la ética y la psicología (son las materias que he enseñando más tiempo), pude comprender que si hay algo que escasea en las escuelas son los espacios donde se fomenten la participación, la reflexión y el pensamiento crítico. Por más diatribas que se escuchen, la educación formal sigue siendo totalmente repetitiva hasta el hartazgo, llena de formularios, recortes inútiles y consignas exasperantes. Un joven o una joven que haya sido educado por sus padres antes de comenzar la escolaridad, que haya leído, que sea curioso e inquieto llega a una enorme trituradora de carne (la escuela) y se convierte en un necio hijo del sistema en seis meses de permanencia. O se rebela, por suerte algunas y algunos nos rebelamos y comenzamos a participar porque si no sería aun peor la subsistencia en el sistema educativo. Gracias a los centros de estudiantes, a los talleres, a algunas iniciativas singulares pero poderosas, la escuela puede y debe salvarse, pero no conservadoramente sin cambiar nada. Debe transformarse en un lugar agradable para aprender.
Los cambios curriculares ocurridos en los noventa hoy tienen sus frutos. Cuando vaticinábamos que habría una educación cada vez más simplificada y acorde a las políticas de mercado nos decían fatalistas. A casi veinte años de la gran reforma educativa[2] que destruyó la escuela[3] y la universidad sin necesidad de tirar abajo edificios, sólo fue necesario vaciarlas de contenido y equiparar la educación pública a la educación privada. Esas iniciativas hicieron posible el desfinanciamiento del sistema público, la deserción de miles de estudiantes y el fomento de todo centro de estudios privado, sea confesional o laico. No sólo sufrieron las consecuencias los primeros ciclos de la educación obligatoria sino que repercutió en la educación superior. Hoy en día se han mercantilizado fuertemente las especializaciones a la vez que se han hecho cada vez más demandadas; al vaciarse literalmente los contenidos de las carreras de grado, se ha hecho hincapié en continuar con los posgrados que, en su mayoría, son sumamente onerosos. Podemos decir que la reforma educativa impulsada por el gobierno neoliberal de Carlos Menem y avalada por el Banco Mundial y otros organismos financieros internacionales fue un tremendo éxito. Cada vez más gente sale sin saber menos de la educación obligatoria, más necios, con menos iniciativas, sin autonomía y sin pensamiento y juicio crítico.
¿Cómo cambiar este tormentoso panorama? Primero hay que sentarse a evaluar veinte años de desaciertos y cien años de intentos por configurar el sistema educativo argentino. Luego incluir a todxs lxs que tengan algo para aportar, sin ningún resquemor creo que no puede incluirse a ningún credo porque gran parte del atraso es consecuencia de haber cedido ante la presión constante de la Iglesia Católica, desde la educación sexual hasta contenidos de ciencias sociales totalmente cercenados y revisados minuciosamente.
Una educación emancipadora y con perspectiva de género tiene que ser capaz de establecer prioridades y quiénes son las personas capaces y más preparadas para estructurarla. Desde ya no lo son ni los pastores ni los sacerdotes, ni los empresarios que lucran con la educación.
Quienes siempre hemos luchado por el sistema público de educación, por la educación pública y no por la mercantilización de los saberes, tenemos claro quiénes quieren que los  y las jóvenes sean rebaño porque no les conviene que sean sujetos políticos.
Las distintas organizaciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales, los sindicatos, las amas de casa, los jubilados, los obreros, los desempleados y tantos otros y otras tienen derecho a forjar una nueva educación. Los y las nadies contemporáneos queremos una educación que alguna vez nos represente y que nos emancipe.
Nosotras las mujeres tenemos mucha experiencia en las organizaciones horizontales, los sindicatos (algunos) tienen experiencia como formadores de cuadros políticos, distintas ONGs tienen experiencia en el diálogo, la confrontación y la conformación de nuevxs y mejores líderes. Lxs educadorxs tenemos algo que aportar y mucho para aprender de todxs ellxs.
Todo está por hacerse, sólo falta la iniciativa, la puesta en marcha de una educación nueva para una sociedad nueva.



[1] BAUMAN, Zygmunt, Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona. Paidós Ibérica. 2005.
[2] Ley Nacional de Educación Superior 24.521. Sancionada en Agosto de 1995. Decreto 268/95.
[3] Ley 24.195 Federal de Educación. Sancionada en Abril de 1993.




[i] FREIRE, Paulo, Pedagogia do oprimido, New York: Herder & Herder, 1970 (manuscrito en portugués de 1968). Publicado con prefacio de Ernani Maria Fiori. Río de Janeiro, Paz e Terra, 218 p.



[i] Artículo de opinión escrito por Valeria Canoni, profesora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Entre Ríos.