martes, 28 de mayo de 2013

¿Qué es la filosofía?

Me preguntaron qué es para mí la filosofía y me puse a pensar cuántas veces puedo pensar en momentos de gozo, encuentro y amistad gracias a esta anfitriona tan misteriosa que pone todo el tiempo en dudas cada una de nuestras certezas.
Tantas cosas podría decir de la filosofía que quizás las palabras no alcancen para describir todo lo que agradezco haberme encontrado con personas maravillosas que me han acompañado en este camino de búsqueda incesante.
Podría decirse que la filosofía es una disciplina que desentraña los recovecos del pensamientos, que desvela y devela, que provoca disrupciones pero también continuidades pero, en mi humilde opinión, la filosofía es una manera de vivir. Una vida un poco incómoda, preguntona, insaciable, austera, pasional, extrema. Para nada una vida confortable porque la falta de certezas nos persigue hasta en los sueños, nos cuestiona, nos exhorta al cambio y al aprendizaje obsesivo.

No conozco ningún filósofo que me interpele desde mi contemporaneidad, pero sí he aprendido un poco de cada uno en sus escritos. No desprecio sus pensamientos, no los juzgo. Cada uno de ellos y ellas han contribuido a construir una enorme biblioteca, un gran patrimonio cultural para toda la humanidad. Sí me han quedado algunas enseñanzas de todos ellos y todas ellas: que nada se logra sin estudio, sin dedicación y sin sacrificio. Puesto que la tarea que nos compete es ardua, nunca será requerida por los representantes del poder, la única batalla que podemos librar como pensadores es la de superarnos a nosotros mismos cada día. El agrado, el halago y las loas no serán nunca para los filósofos que cumplan su tarea responsablemente. Los bufones del rey jamás serían filósofos, siempre serán los charlatanes de feria que, cuando aburran, dejarán de ser escuchados.

sábado, 25 de mayo de 2013

Desorden y desacoples

Disculpas a quienes leen estas palabras, a veces la vorágine de la vida no deja demasiado tiempo a la reflexión y a la escritura creativa pues sus tiempos son diferentes.
El tiempo del trabajo, de las obligaciones, de la familia es vertiginoso y escaso, mientras que el tiempo de la creatividad y la reflexión es más cansino, más calmo.
Lamentablemente una se sumerge en el devenir de lo efímero y se pierde la belleza de lo atemporal. 
El abrazo, la caricia, la charla sin mirar el reloj, el almuerzo con amig@s se han vuelto cada vez sucesos más extraños. Siendo superados abrumadoramente por las corridas, las visitas por minutos y los días en que vivimos enclaustrados en nuestra mente.
Por suerte o quizás por la necesidad de comunicarnos y sentir a los otros, de vez en cuando, volvemos a ese tiempo de la infancia. Tiempo eterno de juegos, de aventuras, sin obligaciones.
Afortunadamente much@s niñ@s hemos podido atravesar esos lindos tiempos. A los que volvemos con nuestr@s propi@s hij@s pues ell@s no entienden de otras necesidades que las propias.
Quizás así nos estén enseñando a valorar la belleza, la tranquilidad, la solidaridad y tantas otras cosas guardadas en el arcón de los recuerdos infantiles.

sábado, 11 de mayo de 2013

Orgullo

Tengo el orgullo de ser amada, la alegría de amar y la felicidad de ser respetada por mi compañero de tantos años.
Juntos apostamos a construir una familia, un proyecto y hoy tenemos una hija.
Ninguno de los dos estaba muy convencido de cuál sería el camino que nos depararía la vida juntos pero igualmente nos lanzamos al vacío de la mano.
Podríamos habernos equivocado pero ciertamente nos encontramos en momentos difíciles de nuestras vidas y seguimos decidiendo vivir juntos.
No hay ninguna garantía, es mucho trabajo, cariño, respeto, a veces hay desacuerdos y enojos pero los dos sabemos que sin el otro sería imposible vivir.
La felicidad no es un momento fugaz, sino una construcción que se hace poniendo ladrillo a ladrillo, cimentando con mucha paciencia y tratando de no juzgar apresuradamente.
Gracias por tanto a ambos, mis amores que siempre me acompañan en todas mis locuras. Que por cierto son demasiadas...