Odio las etiquetas, de todo tipo. El traje de etiqueta, que me etiqueten y digan qué soy o qué parezco.
Me gustan las personas que me conocen y me dejan ser como puedo y quiero ser.
No intenten cambiarme, no hay crítica peor que la mía. Soy una brutal autocrítica.
Si no les gusta cómo soy, guárdense sus comentarios agresivos y verán su bilis amarga quemándoles el cuerpo.
No me importan sus prejuicios, lucho desde que nací contra toda clase de mitos y juicios sin argumento ni razón.
No me basta con las apariencias, si sus palabras no se sostienen con hechos son pura banalidad.
Amo a quienes son fuertes, a lxs débiles, a lxs pobres y todxs los que luchan por sobrevivir.
De ellxs aprendo.
No creo en las salvaciones, creo en cada granito de arena, en cada lugar construido como colectivo humanx.
Lucho todos los días contra mis propias miserias y creo que voy ganando.
He encontrado personas maravillosas que están a mi lado, a ellas las elijo todos los días como mis amigxs, consejerxs, amores...
Gracias por sostenerme y dejar que lxs sostenga.
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