domingo, 12 de enero de 2014

Abrazarse hasta llorar

A veces, en pocas oportunidades, he encontrado una amiga a la que puedo abrazar hasta llorar.
Es sencillo tener amigos en los momentos alegres pero muchos más escasos son en las épocas de angustia y depresión.
¿Por qué razón habrá que enfrentarse a la decepción constante para aceptar el verdadero carácter de las personas?
Es imposible dejar de confiar en lxs humanxs porque necesitamos el contacto, la sensación, el aprecio y la contención de lxs demás.
Aun la persona más ermitaña, la más aparentemente aislada por su propia voluntad, necesita una vez una palabra de aliento o reconocimiento.
Afortunadamente he conocido recientemente a una amiga que ha logrado develarme una cuestión central para ambas: en ciertos seres indescifrablemente egoístas no podemos volver a confiar.
Gracias amiga, porque tus palabras certeras me hicieron cerrar una herida abierta.

2 comentarios:

  1. Vale, de es@s que consideramos amig@s, una ínfima parte en realidad lo son; el resto, sólo amistades pasajeras y, en muchos, casos, "amistades" por conveniencia.
    Como siempre digo, me sobran varios dedos de una mano para contar los verdaderos amigos... (vaya si, con dolor, lo he comprobado muchas veces).
    Por suerte vos encontraste una!

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    1. Sí, de la misma manera me ha pasado últimamente, algun@s amig@s ancestrales me han defraudado. Hay que buscar a l@s verdader@s amig@s porque la gente falsa abunda.

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