jueves, 17 de enero de 2013

¿Qué significa educar en igualdad?


¿Qué significa educar en igualdad?[i]

 Desde una perspectiva de educación marxista primero debe comprenderse que la educación resulta para el capitalismo un bien de intercambio, y por lo tanto pasible de convertirse en lucro como cualquier otro bien. El primer pedagogo que propuso una educación para la emancipación en Nuestramérica fue el brasilero Paulo Freire. Con su Pedagogía del Oprimido[i] ponía en claro que la educación es una herramienta política y quien desea ocultar este hecho es precisamente quien la utiliza para su propio beneficio, quien detenta el poder elige qué tipo de política educativa solventa, para qué fines y qué desea ocultar. Freire oponía a la educación tradicional o bancaria, la educación popular o emancipadora. Cuando se refería a esta metáfora del banco Freire quería develar lo perverso de creer que había una idea subyacente en la pedagogía que identificaba a los niños y niñas y a todos los sujetos que se educan como entidades en las cuales se depositaban saberes que provenían de las personas cultas como los y las enseñantes y que los y las aprendices podían no sólo repetir sino también asimilar directamente. Ese depósito en ese niño-banco rendía su fruto a corto plazo, era educado. Lo que explica Paulo Freire es que esa ideología inmersa en estas ideas tan preclaras son las pedagogías de los opresores, es decir que los y las aprendices son oprimidos que si no reflexionan reproducirán esta pedagogía sin más y se convertirán en opresores. Hoy opresión no tiene la carga semántica que tenía en los sesenta cuando las potencias imperialistas colonizaban territorios por doquier, creo que hoy podríamos adaptar el término y hablar de pedagogía para la dependencia o simplemente para la esclavitud. Y cuando escribo esclavitud no me vienen a la mente los barcos que trasladaban a los negros del África hacia América sino las nuevas esclavitudes como la trata de personas para explotación sexual, la desaparición de niños y niñas para diversos fines y otras esclavitudes más sutiles pero que coadyuvan a las anteriores porque simbólicamente dan el mismo mensaje como el consumismo, la dictadura de la delgadez, la búsqueda frenética del estrellato o el éxito efímero[1].
Aunque estas ideas son muy estimulantes y nos marcan un camino a seguir, es preciso que agreguemos a esta perspectiva la mirada o teoría de género. Freire puso en el tapete el papel político y transformador de la educación, hoy es vital entender que así como la educación deja fuera a los débiles y oprimidos, entre ellos la más oprimida es la mujer. Y se extiende esta opresión y desvaloración a todo lo que sea calificado como femenino o raro como los transgéneros, las intersexualidades, las lesbianas y los gays, etc. A pesar de los avances legales, como es el caso de la Argentina con el matrimonio igualitario y la ley de Identidad de Género, sigue siendo muy arriesgado o por lo menos un tema bastante evitado la libertad de ser quienes deseamos ser. El heterosexismo dominante sigue obstaculizando el ejercicio de los derechos de todxs.
A partir de estos dos ejes, educación emancipadora y educación con perspectiva de género, la propuesta como feminista es que la tarea comienza hoy y no debe posponerse más. Más allá de las intervenciones con programas parciales o acotados a un área como el programa nacional de educación sexual aprobado pero no aplicado para los y las estudiantes en el curso de la educación obligatoria, de algunas iniciativas aisladas en distintos lugares, sean sindicatos, universidades o escuelas, lo importante es aunar esfuerzos bajo una finalidad: educar a los niños y niñas para que comprendan que ya fueron demasiadas las heridas que tenemos como para que sigamos violentando la identidad y la vida de las demás personas. Que no existe una razón natural o espiritual para segregar a nadie, que todas estas ideologías que promueven el racismo, la homofobia, la misoginia, la pederastía son fruto de personas que quieren someter a los otros a su poder y que con una educación que empodere, que devuelva la autoestima, que vuelva conscientes a las personas; todo este sistema tan violento que se llama Patriarcado puede cambiar y ojalá comenzar a destruirse.
Antes de proseguir en la argumentación necesito realizar una aclaración. Como atea, feminista y marxista, o sea como militante, siempre he sospechado de los títulos y las grandes pompas, especialmente de las propuestas grandilocuentes de personas que jamás se han embarrado pero que dictan lecciones de sabiduría sin ninguna vergüenza. Por estas razones es que puedo decir que escribo desde las entrañas y desde el barro que me circunda. Soy una educadora que jamás estuvo detrás de un escritorio impartiendo dibujos de programas o planes maravillosos pero impracticables. Soy una docente que enseña en Entre Ríos, que ha trabajo en escuelas secundarias y en la universidad en la que se recibió y que toda su vida ha luchado por la educación pública, desde que era estudiante de la escuela secundaria allá por los furibundos años noventa.
Sin otras aclaraciones, prosigo en la fundamentación de la propuesta.
¿Por qué la educación es la única salida para la emancipación? Sin dudas me lo he preguntado miles de veces cuando estudiaba las materias del profesorado en la universidad pero confirmé esta hipótesis cuando arribé a la enseñanza en la escuela secundaria. Observando y aprendiendo acerca de la relación de los y las jóvenes con la filosofía, la ética y la psicología (son las materias que he enseñando más tiempo), pude comprender que si hay algo que escasea en las escuelas son los espacios donde se fomenten la participación, la reflexión y el pensamiento crítico. Por más diatribas que se escuchen, la educación formal sigue siendo totalmente repetitiva hasta el hartazgo, llena de formularios, recortes inútiles y consignas exasperantes. Un joven o una joven que haya sido educado por sus padres antes de comenzar la escolaridad, que haya leído, que sea curioso e inquieto llega a una enorme trituradora de carne (la escuela) y se convierte en un necio hijo del sistema en seis meses de permanencia. O se rebela, por suerte algunas y algunos nos rebelamos y comenzamos a participar porque si no sería aun peor la subsistencia en el sistema educativo. Gracias a los centros de estudiantes, a los talleres, a algunas iniciativas singulares pero poderosas, la escuela puede y debe salvarse, pero no conservadoramente sin cambiar nada. Debe transformarse en un lugar agradable para aprender.
Los cambios curriculares ocurridos en los noventa hoy tienen sus frutos. Cuando vaticinábamos que habría una educación cada vez más simplificada y acorde a las políticas de mercado nos decían fatalistas. A casi veinte años de la gran reforma educativa[2] que destruyó la escuela[3] y la universidad sin necesidad de tirar abajo edificios, sólo fue necesario vaciarlas de contenido y equiparar la educación pública a la educación privada. Esas iniciativas hicieron posible el desfinanciamiento del sistema público, la deserción de miles de estudiantes y el fomento de todo centro de estudios privado, sea confesional o laico. No sólo sufrieron las consecuencias los primeros ciclos de la educación obligatoria sino que repercutió en la educación superior. Hoy en día se han mercantilizado fuertemente las especializaciones a la vez que se han hecho cada vez más demandadas; al vaciarse literalmente los contenidos de las carreras de grado, se ha hecho hincapié en continuar con los posgrados que, en su mayoría, son sumamente onerosos. Podemos decir que la reforma educativa impulsada por el gobierno neoliberal de Carlos Menem y avalada por el Banco Mundial y otros organismos financieros internacionales fue un tremendo éxito. Cada vez más gente sale sin saber menos de la educación obligatoria, más necios, con menos iniciativas, sin autonomía y sin pensamiento y juicio crítico.
¿Cómo cambiar este tormentoso panorama? Primero hay que sentarse a evaluar veinte años de desaciertos y cien años de intentos por configurar el sistema educativo argentino. Luego incluir a todxs lxs que tengan algo para aportar, sin ningún resquemor creo que no puede incluirse a ningún credo porque gran parte del atraso es consecuencia de haber cedido ante la presión constante de la Iglesia Católica, desde la educación sexual hasta contenidos de ciencias sociales totalmente cercenados y revisados minuciosamente.
Una educación emancipadora y con perspectiva de género tiene que ser capaz de establecer prioridades y quiénes son las personas capaces y más preparadas para estructurarla. Desde ya no lo son ni los pastores ni los sacerdotes, ni los empresarios que lucran con la educación.
Quienes siempre hemos luchado por el sistema público de educación, por la educación pública y no por la mercantilización de los saberes, tenemos claro quiénes quieren que los  y las jóvenes sean rebaño porque no les conviene que sean sujetos políticos.
Las distintas organizaciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales, los sindicatos, las amas de casa, los jubilados, los obreros, los desempleados y tantos otros y otras tienen derecho a forjar una nueva educación. Los y las nadies contemporáneos queremos una educación que alguna vez nos represente y que nos emancipe.
Nosotras las mujeres tenemos mucha experiencia en las organizaciones horizontales, los sindicatos (algunos) tienen experiencia como formadores de cuadros políticos, distintas ONGs tienen experiencia en el diálogo, la confrontación y la conformación de nuevxs y mejores líderes. Lxs educadorxs tenemos algo que aportar y mucho para aprender de todxs ellxs.
Todo está por hacerse, sólo falta la iniciativa, la puesta en marcha de una educación nueva para una sociedad nueva.



[1] BAUMAN, Zygmunt, Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona. Paidós Ibérica. 2005.
[2] Ley Nacional de Educación Superior 24.521. Sancionada en Agosto de 1995. Decreto 268/95.
[3] Ley 24.195 Federal de Educación. Sancionada en Abril de 1993.




[i] FREIRE, Paulo, Pedagogia do oprimido, New York: Herder & Herder, 1970 (manuscrito en portugués de 1968). Publicado con prefacio de Ernani Maria Fiori. Río de Janeiro, Paz e Terra, 218 p.



[i] Artículo de opinión escrito por Valeria Canoni, profesora en Filosofía por la Universidad Autónoma de Entre Ríos.

5 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con lo comentas.
    Ese procesos se está fomentando también en España desde donde te comento que me he alegrado enormemente cuándo citas a Paulo Freire. La privatización de la educación en España se realiza a pasoso agigantados, y en la zona de Catalunya más todavía.

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    1. Disculpa la demora! No te contesté en su momento, quizás por falta de tiempo. Aquí en Argentina venimos de muchos años de lucha para que no privaticen la educación pero, al darle el mismo status a la educación privada, han socavado el prestigio y la preeminencia de lo público. Defiendo la educación laica y pública porque toda la vida me eduqué y sigo formando gente con denodada entrega. La educación nunca debería haberse convertido en un negocio, cuando permitieron esto abrieron la puerta al lucro convirtiendo a la educación en un servicio, dejando de lado la idea de educación como derecho.

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