viernes, 15 de marzo de 2013

Recuerdos de familia

Algunos sucesos vienen a mi memoria muy claramente y otros son más difusos.
Mi abuelo era descendiente de italianos, su padre vino de pequeño a Argentina con su familia en barco cuando era un niño de dos años.
Para explicar los temperamentos voluptuosos de los italianos que conocí o por lo menos de sus descendientes es mejor contar algunas anécdotas familiares.
Ricardo, mi abuelo paterno tenía un carácter bastante difícil. Un día comiendo en su casa cuando yo era adolescente discutí de política con su hijo mayor. En la mesa estábamos mi abuela Matilde, Ricardo, Hugo y yo. Mi abuelo, que me quería muchísimo se enojó tanto que empezó a perseguir a mi tío Hugo con un sifón corriendo alrededor de la mesa (o más bien caminando).
Fue una situación tan graciosa que, más tarde, nos reímos todos juntos.
Otras cosas que recuerdo de los "tanos" es los gritos. Jugaban un juego con las manos, gritando pari, noni. Cada vez más fuerte, aturdiendo a todos los presentes.
Quizás por tanta efusividad, sus amistades y sus odios eran eternos. Pero a la vez que eran de abrazar, saludar, etc, les costaba demasiado demostrar cuando eran defraudados o traicionados.
Eran emocionales, muy fieles a sus convicciones pero nunca tenían un término medio. Una especie de bipolares permanentes. Imposibles!
Muchas veces me hubiera gustado que mi abuelo fuera tan dulce con los demás como cuando me enseñaba a leer las palabras difíciles que salían en el periódico local o que les dijera a sus hijos que los quería más frecuentemente. 
De mi parte no tengo ninguna queja de su trato hacia mí. Estaba orgulloso de que me gustara estudiar, de que fuera resuelta y fuerte. Creo que fue el único que se sentía orgulloso de mis actos de rebeldía, de mis elecciones ideológicas. Nunca me quiso cambiar.
Cómo te extraño querido abuelo Ricardo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario