jueves, 28 de marzo de 2013

Un acto de libertad

Cuando era una beba mi padre y mi madre decidieron bautizarme. No me preguntaron si quería entrar dentro de esta milenaria institución.
Cuando fui mayor, fui dándome cuenta de que la institución por la cual me afiliaron desde el bautismo no me representaba. Lo primero que observé es que había sido cómplice de los militares en la dictadura que comenzó en 1976. Que no había estado del lado de los más pobres, los desamparados como dice su libro fundamental, sino que se alió con los poderosos empresarios y militares.
Lo segundo que aprendí es que ninguna mujer es capaz de presidir la Iglesia ni de dar misa. O sea que es una institución que es absolutamente misógina. Desprecia a las mujeres, nos culpa del pecado original, nos niega nuestro derecho a la libertad sobre nuestro cuerpo, a la educación sexual, a la anticoncepción.
Una tercera enseñanza fue que la caridad es una dádiva. Gente que desprecia a los pobres dice que trabaja en su favor, viven de las necesidades de los excluidos. No sienten que ayudan a otro ser humano igual a ellos sino a un ser inferior que es un pobrecito que no puede conseguir su sustento. Para mí siempre fue una actitud repudiable.
Cuarta enseñanza, pero no menos importante, es que la Iglesia discrimina a las personas que no son heterosexuales. O sea que indica la forma correcta de amar y de disfrutar la sexualidad. Así como tampoco respeta la identidad sexual autopercibida, discrimina también a las transexuales mujeres y a los transexuales varones.
Por todas estas razones y algunas que seguramente se me olvidan, hace 3 años decidí retirarme de la iglesia Católica, decidí apostatar. Porque es una institución que no me representa, porque no quiero que usen mi nombre para recibir dinero, ni para aparecer en las encuestas que dicen que hay tantos católicos en el mundo ni para nada.
Decidí retirarme voluntariamente del partido de Dios, y ellos deben respetar las decisiones de quienes, ejerciendo un acto supremo de libertad, decidimos abandonar una institución medieval, autoritaria y caduca.
Respeten nuestros derechos, así como nosotros respetamos a los creyentes!!!
Exigimos su respuesta y que nos borren de sus registros. No queremos más ser parte de la grey, del pueblo de Dios. Somos humanos, ateos y librepensadores. Ejercemos nuestro derecho a la autodeterminación y libertad.

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