Amarte para mí ha dejado de ser la espera ansiosa, estar pegada al teléfono, dejar que tu sombra se aleje para comenzar a extrañarte.
Amarte se ha convertido en una conjunción de momentos sencillos, risueños y hasta absurdos.
Que cada día pueda darte la mano y sentir que me proteges aunque sea muy testaruda para admitir que te necesito.
Que cada noche pueda recostarme en tus brazos y sentir que es el único lugar donde quiero permanecer.
Que cada palabra que dices resuene en mi cerebro, y quede flotando para ser vuelta a pensar.
Que tus pasos suenen conocidos, tus labios sean sinceros y que tus manos puedan hacerme soñar despierta.
Que cada mañana cuando nuestra hija se despierta vea en tu sonrisa una luz enceguecedora que puede iluminar los momentos más tristes.
Pues serás para mí, a cada momento, quien ha estado a mi lado en los buenos y en los malos días.
Quien ha secado mis lágrimas y ha escuchado mis carcajadas.
Porque nada te ata a quedarte pero siempre estás aquí, en tu lado de la cama, en la silla cerca de la mesa, en el patio de nuestra casa, en todos lados.
Por esas simples razones, nunca dejaré de amarte.
Este breve escrito es un regalo para quien me soporta estoicamente hace 7 años, quien me ama sin condiciones ni límites. Nunca dejaré de agradecerte Juan que hayas decidido compartir tu vida conmigo y fruto de tanto amontonamiento hoy tengamos a esa pequeña personita que es nuestra Juana.
ResponderEliminarValeria, a medida que leía tus palabras las lágrimas iban nublando mi visión; nunca pensé emocionarme tanto al leer unas "simples" líneas.
EliminarNo hay nada que agradecer, lo nuestro es una construcción conjunta, es compartir nuestras vidas, nuestras alegrías y tristezas, nuestros sueños; compartir en la calle "codo a codo", y caminar por la vida tomados de la mano.
Bueno, aunque ahora eso es difícil, ya que Juana, esa hermosa pequeña "Valerita", va entre medio, de la mano de ambos.
Te amo.